Paleoantropología, Lingüística y Logopedia
La lingüística se encarga, entre otras cosas, de hacer un estudio diacrónico del lenguaje partiendo desde
el inicio del mismo. Sin embargo, no hay constancia de cuando nuestros antepasados empezaron a articular palabras. Por su parte, la paleoantropología, gracias al estudio de la evolución del ser humano a lo largo de la Hisotoria a través de los restos fósiles encontrados, puede determinar este gran hito. Así y solo así, la lingüística puede incluir en su estudio diacrónico del lenguaje esta valiosa pieza.
La paleoantropología, por tanto, contribuye a avanzar a la lingüística ofreciendo información sobre cuándo empezaron a hablar los primeros humanos y cómo era ese habla primitiva gracias al análisis del registro paleotropológico donde se recogen cuáles son las especies que tienen características morfológicas asociadas a la producción y percepción del lenguaje hablado. Esta información la encontramos en los restos de dos órganos que intervienen en estos dos procesos del lenguaje, a saber, la garganta y el oído. Aunque de la garganta prácticamente no fosiliza nada, ya que la forman cartílagos y músculos, sí que fosilizan los huesos que están muy cerca como los de la base del cráneo y el hueso hiodes. Estos huesos nos ofrecen información sobre cómo estaba colocada la garganta y si por tanto se daba el proceso de producción del habla. En cambio del oído, que es el encargado de la percepción, sí que podemos encontrar restos fósiles, ya que la mayor parte de su estructura es ósea. La información que estos huesos ofrecen nos indica que el aparato auditivo de nuestros antepasados presenta la misma forma que los huesos que forman nuestro oído actualmente. ¿Podemos deducir así que nuestros antepasados habían desarrollado el habla puesto que ya contaban con las estructuras necesarias del aparato auditivo para escuchar el habla humana y decodificar así el lenguaje?.
La paleoantropología, por tanto, contribuye a avanzar a la lingüística ofreciendo información sobre cuándo empezaron a hablar los primeros humanos y cómo era ese habla primitiva gracias al análisis del registro paleotropológico donde se recogen cuáles son las especies que tienen características morfológicas asociadas a la producción y percepción del lenguaje hablado. Esta información la encontramos en los restos de dos órganos que intervienen en estos dos procesos del lenguaje, a saber, la garganta y el oído. Aunque de la garganta prácticamente no fosiliza nada, ya que la forman cartílagos y músculos, sí que fosilizan los huesos que están muy cerca como los de la base del cráneo y el hueso hiodes. Estos huesos nos ofrecen información sobre cómo estaba colocada la garganta y si por tanto se daba el proceso de producción del habla. En cambio del oído, que es el encargado de la percepción, sí que podemos encontrar restos fósiles, ya que la mayor parte de su estructura es ósea. La información que estos huesos ofrecen nos indica que el aparato auditivo de nuestros antepasados presenta la misma forma que los huesos que forman nuestro oído actualmente. ¿Podemos deducir así que nuestros antepasados habían desarrollado el habla puesto que ya contaban con las estructuras necesarias del aparato auditivo para escuchar el habla humana y decodificar así el lenguaje?.
Por último la implicación
de la paleoantropología en la Logopedia también es importante. Gracias a los restos fósiles se ha podido determinar que es necesaria una proporción concreta en nuestro aparto fonador para poder articular las vocales a la velocidad normal que lo hace una persona con desarrollo normotípico, que algunos de nuestros antepasados ya contaban con esta proporción y que por tanto, hablaban igual que nosotros. Esta ciencia, también nos ofrece y ha ofrecido información relevante acerca del umbral de percepción del sonido. Éste es verdaderamente muy parecido a nuestro umbral de audición, lo que nos indica que nuestros antepasados ya eran capaces de discriminar sonidos del habla humana de otros sonidos y ruidos ambientales.
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